Los
trabajos de las niñas se suelen desarrollar en los grandes centros
urbanos, sobre todo, en casas de familiares o de desconocidos, donde
trabajan a cambio del techo, de la comida o de la falsa promesa de
recibir una educación. Save The Children demostró cómo 40 millones
de niños y niñas trabajan como sirvientes domésticos, en todo el
mundo. De las mismas, hay cerca de 10 millones, que trabajan de
manera oculta, en las viviendas de sus empleadores, sin que sus
actividades, por esta razón, puedan ser controladas. El trabajo
doméstico es el primer empleo de las niñas, que trabajan con menos
de 16 años y que tienen unas altas probabilidades de acabar siendo
esclavas, sin ningún tipo de derecho. El informe asegura que, desde
fuera, la comunidad no lo ve como si los menores no sufren algún
tipo de abuso, ya que se fomenta la creencia, de forma popular, que
sus empleadores hacen toda una labor de caridad y filantropía, lo
que hace que la violencia, a la que deben hacer frente, se mantenga
oculta, en silencio.
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