Estamos
hablando de un país, donde más del 34% de los habitantes -o sea,
unos 349 millones de personas, de un total de 1028- viven con menos
de 0,80 euros, cada día, las familias buscan casara sus hijas,
incluso, cuando todavía son niñas. El papel de la mujer, dentro de
la sociedad india, se relega a un segundo plano, ya que va a vivir
supeditada al hombre: primero, bajo las órdenes del padre y,
después, bajo las del marido. El rechazo hacia las mujeres se
inicia, incluso, antes de que esta nazca. Así, se demuestra por los
doce millones de abortos, que han tenido lugar en 30 años. Las
cifras se han disparado, de manera notable, en la última década,
que las autoridades, en el año 1996, decidieron aprovechar, para
prohibir las pruebas de determinación de sexo del bebé, así como
revelarlo, cuando ya se conoce, en el momento en que se realicen
otras pruebas, que lo puedan revelar. Pero, esto se ha convertido en
un arma de doble filo, ya que si se llega a revelar, los padres ya
tienen la excusa perfecta, para llevar a cabo la interrupción del
embarazo. La India es uno de los países más peligrosos, para nacer,
si se es mujer, tras Afganistán, la República Democrática del
Congo y Pakistán. La ONU, también, pone número a todo lo que está
sucediendo: los feticidios, los infanticidios y los feminicidios han
provocado que, hoy en día, falten unos 50 millones de niñas, una
cifra devastadora.
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