Otras niñas deciden ponerse a trabajar, por que son huérfanas, porque se ven obligadas a huir de un matrimonio concertado, en los lugares de su origen, con hombres mucho mayores que ellas o que no conocen, ni siquiera, e, incluso, hay menores que buscan escapar de su hogar, para evitar que las sometan a la tradicional -y cruel- mutilación genital femenina. Es lo que suele pasar en el caso de las niñas africanas. Como indica Save The Children, el trabajo doméstico se ve como un trabajo de mujeres, cuando la niña empieza, no se sabe los efectos negativos, que podría llegar a tener, se ve como una preparación al matrimonio, el empleador se ve cómo si fuera un benefactor o como una extensión de la familia y, en otras ocasiones, se recurre a él, para poder hacer frente al pago de una deuda, que ha sido contraída por parte de la familia de las menores. El OIT lleva un tiempo advirtiendo que la actual crisis financiera, a nivel mundial, podría llevar a que un número de niños, sobre todo, niñas, se vean empujados hacia el trabajo infantil. Además, esto sería mucho más grave en la zonas rurales, ya que en dichas comunidades existe el tráfico de niñas. En algunos casos, es una práctica bien vista, ya que forma parte de la tradición, como es el caso del “reste- avec” en Haití; o, el “kamalari”, en Nepal. Se suele mandar a niños menores, en ocasiones, de menos de cinco años, a trabajar a casas que están en las ciudades, a lo largo de todo el país.
Foto: fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario