Estamos
ante una mutilación, que tiene lugar en los genitales de las
mujeres, muy cruel, en la mayor parte de ellos casos, ya que consiste
en una clitoridectomía, que va a seguir con el cierre vaginal, a
través de una sutura. Sólo se deja una abertura, de pequeño
tamaño, para poder echar la orina y poder descargar la sangre de la
menstruación. En general, es una partera o una curandera, quien se
va a ocupar de llevar a cabo la infibulación, cuando las niñas
tienen una edad, entre los 2 y los 7 años de edad. En ningún caso,
se va a emplear anestesia y es muy común que las pequeñas sufran
infecciones, ya que, alrededor de la operación, no se respetan las
condiciones higiénicas necesarias. La infibulación, también, se
conoce con el nombre de “circuncisión faraónica”, ya que se va
a extirpar, de manera completa, el clítoris, los labios menores y
parte de los labios mayores. Las dos partes de la vulva se van a
suturar con espinos, que suelen ser de acacia enana, se vana fijar
con cordel, en cierre de corsé, dejando un único agujero, que
permita el paso de la orina y de la sangre de la menstruación, lo
que va a asegurar su permeabilidad con un trozo de caña de bambú.
La hemostasia se va a llevar a cabo aplicando una mezcla, que suele
ser de azúcar y de goma arabiga.
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