La RAE considera que hay mejores maneras de luchar por la igualdad de la mujer ante el hombre o para terminar con el sexismo que existe en nuestra sociedad. Así, se piensa que un buen paso para conseguir la solución del problema de la visibilidad sería, “reconocer, simple y llanamente, que si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos más estrictos no se podría hablar". Además, Ignacio Bosque considera que las propuestas de dichas guías sólo estarían bien, en el caso del lenguaje oficial, no para el del día a día de los ciudadanos. "La autoridad, el responsable o el gestor que desdobla usuarios y usuarias o ciudadanos y ciudadanas se olvidaría de su desdoblamiento cuando ya no esté delante de un micrófono o de una cámara y hablaran como todo el mundo" . Además, el mayor porcentaje del contenido, que encontramos en dichas guías, se ha escrito sin la colaboración de ningún lingüista y, en algunos casos, nos encontramos con propuestas que "conculcan aspectos gramaticales o léxicos firmemente asentados en nuestro sistema lingüístico, o bien anulan distinciones y matices que deberían explicar en sus clases de Lengua los profesores de Enseñanza Media, lo que introduce en cierta manera un conflicto de competencias (...)"No hay, desde luego, ilegalidad alguna en las recomendaciones sobre el uso del lenguaje que se introducen en esas guías, pero es fácil adivinar cuál sería la reacción de las universidades, las comunidades autónomas, los ayuntamientos o los sindicatos si alguna institución dirigiera a los ciudadanos otras guías de actuación social sobre cuestiones que competen directamente a esos organismos, y, más aún, que lo hiciera sin consultar con ellos y sin tener en cuenta sus puntos de vista, cuando no despreciando abiertamente sus criterios".
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