Un
dato que va a sorprender a los más idealistas, que sigue siendo muy
obvio para los biólogos o a los comisarios de familia, es que las
secuelas de la maternidad son completamente opuestas a las de
paternidad. Así, con la llegada de los hijos, nos encontramos que
las mujeres se centran en atenderlos y se reduce, de manera drástica,
la búsqueda de aventuras, pero, entre ellos, se refuerza la
necesidad de tener nuevas conquistas, ya que tienen la necesidad de
hacer que su prole siga aumentando. Según dice el refrán, Dios los
cría y ellos se juntan. Las personas que son infieles se atraen o se
van sintiendo cómodos, unos al lado de otros. No se puede saber, con
dicha encuesta, cómo empieza el contrapunto, pero si se tiene una
pareja infiel se multiplica, casi por cuatro, la probabilidad de
serlo, tanto en el caso de los hombres, como en el caso de las
mujeres. “No
era sino que apareciera una vieja atractiva y él corría detrás de
ella … Hasta que un día me cansé, decidí que también era capaz
de levantar … Me conseguí a alguien que de verdad me paraba
bolas”, explica
Carolina. Y, es que la reacción de la ley de talión, o sea, cuernos
por cuernos, es la que menos se repite.
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