“Yo
no creo en los hombres, a mí eso me dejó tan marcada que yo pienso
que todos son igual de falsos. Volver a reorganizar un hogar, no lo
voy a hacer. Tuve un esposo maravilloso en vida, pero cuando murió
me enteré que me había sido infiel con dos muchachas y que las
había dejado embarazadas. Tuve una lucha que ya no fue con un vivo
sino con un muerto”,
explica una viuda de un conflicto en Colombia. “Ese
día estaban dos novias de él que tenían el mismo nombre pero
diferentes apellidos, también estaba Brenda y una prepago que se
llamaba Consuelo. Tenía en la misma casa, en la misma fiesta, y en
la misma noche, cuatro mujeres”.
Una de las más cotidianas, a las visitas conyugales, que tienen
lugar en la cárcel de Cómbita, dice que piensa para toda su vida
siendo la novia de uno de los presos, ya que estos no ponen los
“cachos” y siempre va a saber dónde está. En Colombia, los
hombres suelen engañar a sus parejas, mucho más, que en el caso de
las mujeres. Así, nos encontramos con numerosos testimonios y muchos
datos, que están encima de la mesa, que son muy contundentes y que
están desafiando a la igualdad de género, ante el tema de los
cuernos o cachos, como se dice en el país latinoamericano.
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