Es
cierto que nos encontramos con algunas preguntas, que, con el paso de
los años, han aumentado la posibilidad del reporte de haber sido
infiel a la pareja -que podría ser la explicación que la canas al
aire, en el caso de las personas con más de 50 años, sea el doble,
que en el caso de los más jóvenes-, las mujeres de menos de 24 años
de edad, que han sido infieles, casi multiplican por tres a sus
congéneros, que han nacido antes de la década de los 80. A nivel
educativo, sobretodo, en el caso del acceso a la universidad, se
reduce, de manera considerable, la discrepancia de género en las
aventuras, por fuera de la relación de pareja. Entre quienes sólo
han cursado la primaria, hay una diferencia del 33%; pero, si nos
encontramos con personas de posgrado, la diferencia se reduce al 13%.
Parece que, a cuando más nivel de estudios, las mujeres aprenden a
poner los “cachos” y los hombres descubren que pueden llegar a
controlarse. Por otro lado, el matrimonio va a consolidad la
fidelidad, por parte de las mujeres, sin lograr un efecto parecido
sobre las promesas de exclusividad, por parte de los hombres.
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