O
sea, la defensa de los datos anteriores, estarían basado en ideas
como son “mijita, si tiene pareja no se enrede” sino en frases
como son “si le preguntan, calle su desliz”. Eso sí, no es menos
relevante los numerosos testimonios de amantes, que son verdaderas
devotas a los hombres casados e infieles, que son otros avales a
estos deslices y son muy escasas las historias, en el sentido
contrario. En los Estados Unidos, se ha descubierto que la
discrepancia, entre el número de parejas reportadas, por parte de
hombres y de mujeres, en las diversas encuestas, sobre la conducta
sexual -una constante, que aparece en diversos países- se explica a
causa de la prostitución, cuya clientela, en la mayor parte de los
casos, sigue siendo varonil. Aunque no tenemos datos parecidos, en un
país con un sector de prostitutas, o prepagos, como se conocen allí,
en auge, podría ser la causa de este desequilibrio, a la hora de
poner los cuernos. La infidelidad masculina, en el país colombiano,
no es sólo más frecuente, en el caso de los hombres; sino que, en
el caso de las mujeres, se ve desde un punto de vista diferente. Lo
primero que llama la edad, es el perfil, por edades, de los romances,
de tipo furtivo, que no va a sorprender, si lo pensamos bien.
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