Por
otro lado, salta a la vista la alta proporción de jefas de hogar,
que viven en condiciones precarias, sobre quien están cayendo todas
las responsabilidades de la reproducción y el sostén de toda su
familia. Entre estas, nos encontramos con un elevado porcentaje de
mujeres, que son viudas, sin disfrutar de las garantías mínimas
para poder asumir dichas responsabilidades. Por otro parte, los
expertos han señalado que las susodichas jefaturas femeninas van a
traer, consigo, un círculo vicioso de pobreza, ya que se van a
encontrar completamente desprotegidas, por parte del Estado; en
general, se suelen vincular al mercado informal del trabajo con unas
remuneraciones salarios que son bastante más bajas, que si se
comparan con los hombres.
A
causa de todo esto, las mujeres, en Colombia, se van a encontrar en
condiciones, que son muy desventajosas, para poder proveer las
necesidades más básicas de sus dependientes, como puede ser la
vivienda, el vestuario, la alimentación, la salud o la educación,
entre otras. De estos hogares -según indican las estadísticas-
proceden relevantes grupos de niños, que se ven obligados a
trabajar, para poder ayudar al sustendo de la familia, al tiempo que
el abandono escolar aumenta.
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