Aunque
nos sorprenda, incluso, en los países desarrollados, el suministro
de la píldora anticonceptiva ha provocado grandes controversias,
desde un punto de vista político y moral, que ha provocado que, en
varias ocasiones, los profesionales de la medicina se hayan negado a
suministrarla. Las consecuencias, de manera directa, han sido, entre
otras, un elevado número de embarazos no deseados, además de varias
complicaciones gestacionales y otro tipo de patologías en los
jóvenes, que pertenecen a lugares socio- económicos bajo o que
proceden de países, que están en vías de desarrollo. Por esta
razón, el objetivo prioritario de la Cumbre de Planificación
Familiar, que ha tenido lugar en Londres, es movilizar, tanto a las
autoridades políticas, financieras y de prestación de servicios,
para poder garantizar que más de 120 millones de mujeres y niñas,
que proceden de países más pobres, pueden disponer, en el año
2020, de información, servicios y productos anticonceptivos, sin
tener que sufrir ningún tipo de coacciones ni discriminaciones, por
dar el paso de tomarla. La OMS, por otro lado, ha mostrado su
intención de mejorar la evaluación de los anticonceptivos, que sean
de calidad, ya existentes o nuevos, para que, en los países en
desarrollo, las mujeres puedan contar con una gran gama de métodos,
que sean eficaces y 100% seguros.
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