Por
desgracia, nos encontramos con casos de Camboya a México, y de
Sudáfrica a Canadá, miles de mujeres deben llevar en su rostro las
marcas de la violencia, por parte de los hombres, que suelen emplear
armas como pueden ser el fuego o el ácido. No tenemos estadísticas
oficiales para poder saber cuántas son, en realidad; pero, según
algunos cálculos realizados por la Organización Acid Survivors
Trust International (ASTI), se cometen, cada año, unas 1500
agresiones de este tipo y, en un 80% de los casos, las víctimas van
a ser mujeres. En el 90% de los casos, nos encontramos que el
atacante era un hombre; casi siempre una persona conocida o con algún
tipo de relación con la agredida. Esta clase de violencia no
reconoce ningun tipo de límite de etnia, religión o de región
geográfica. La mayor parte de las agresiones tienen lugar en países
del sudeste de Asia, África subsahariana, India Occidental y Oriente
Medio; pero, nos encontramos con, cada vez, más casos en América
Latina. En Argentina, por poner un ejemplo, tenemos el caso de Wanda
Taddei, que murió en el mes de febrero del año 2010, después de
que su pareja, el ex batería del grupo de rock Callejeros, Eduardo
Vázquez -que
fue condenado a 18 años de cárcel-, la rociera
con alcohol y le prendiera fuego.
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