Entre
las obras que nos podemos encontrar, tenemos: Dona silenciosa, de
Amèlia Riera, que es considerada una obra del pop surrealizante, y
no como una escultura de género o feminista. Ana Peters realizó una
exposición en la galería Edurne, a mediados de los años sesenta,
que tituló Imágenes de la mujer en la sociedad de consumo y,
después, desapareció de la escena. Sus obras han sido almacenadas.
“Algunas
artistas han hecho un descubrimiento de su propia obra de los años
setenta a la luz de esta investigación, como Marisa
González con
su serie La
descarga (1975-1977),
sobre la violencia machista”,
ha indicado Mayayo, uno de los comisarios de la muestra. En esta
exposición, nos encontramos con diversas generaciones que han
logrado convivir, dentro de un discurso plástico, lleno de
coherencia y que logran aportar obras muy sorprendentes en cada una
de las salas. Por ejemplo, la sección titulada “Las otras de la
historia” busca recoger documentos de las performances de Paz Muro,
en el año 1963 (Las preciosas y Moulin Rouge) y de Fina Miralles, en
el año 1967, al lado de los videos de Cristina Lunas y la
instalación de Carmen Navarrete, donde se trata la imagen de la
mujer como conejillo de indias, dentro del mundo de la medicina.
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